Refuerzo Positivo en la Crianza: Por Qué He Cambiado de Opinión y Qué Debes Saber

Hace algunos años, como muchas otras personas, era una gran defensora del refuerzo positivo. Lo veía como una herramienta indispensable en la crianza de los hijos. Creía firmemente que premiar con elogios o pequeñas recompensas ayudaba a motivar, a fortalecer la autoestima de los niños y a guiar sus comportamientos en la dirección correcta. Pero con el tiempo, y a medida que me adentraba más en los estudios de psicología y en la propia experiencia de ser madre, esta visión ha cambiado. Hoy me doy cuenta de que, aunque el refuerzo positivo puede parecer útil a corto plazo, en realidad puede generar más problemas de los que soluciona.

https://www.mamapsicologainfantil.com/refuerzo-positivo-y-crianza/

El origen de esta reflexión

La idea de escribir este post surgió después de participar en un programa de radio en el que hablamos sobre los deberes escolares. Durante la conversación, surgió el tema de si el refuerzo positivo, como los elogios o pequeñas recompensas, debía acompañar la realización de los deberes. En ese momento, me posicioné respetando la idea de usarlo, pero aclarando que no estaba completamente de acuerdo con vincular el refuerzo positivo a este tipo de tareas. Sin embargo, debido a la presión del tiempo y al ritmo del programa, no tuve la oportunidad de explicar a fondo mi postura.

Por eso, he sentido la necesidad de escribir este post, para compartir con más detalle por qué no defiendo el uso del refuerzo positivo como una herramienta clave, ni en la realización de deberes ni en otros aspectos de la crianza.

Una visión en evolución

Es cierto que en mi blog Mamá Psicóloga Infantil hay varios artículos en los que he defendido el refuerzo positivo como una estrategia eficaz para motivar a los niños. En ese momento, cuando escribí esos artículos, tenía la convicción de que era una herramienta válida y beneficiosa. Sin embargo, como explico aquí, mi perspectiva ha ido cambiando con el tiempo. He evolucionado tanto como madre como psicóloga, y con ello, también han cambiado algunas de mis ideas sobre cómo acompañar el desarrollo emocional de los niños. De hecho, en un artículo anterior titulado «Elogios que frustran, decepcionan o desmotivan», ya comencé a cuestionar cómo ciertos tipos de elogios pueden tener efectos contraproducentes.

El riesgo de la dependencia externa

Uno de los principales inconvenientes del refuerzo positivo es que fomenta la búsqueda constante de aprobación externa. Cuando los niños reciben elogios cada vez que hacen algo «bien», pueden empezar a depender de esa validación para sentirse valorados. Esto puede tener consecuencias a largo plazo: los niños dejan de actuar por el simple placer de hacerlo o por su propia curiosidad y pasan a hacerlo solo para recibir esa «palmadita» en la espalda. Su motivación ya no proviene de dentro, sino de fuera.

Como madre, me di cuenta de esto en la vida cotidiana con mis propios hijos. Me preguntaba, ¿qué ocurre cuando no hay nadie que los elogie? ¿Seguirán motivados para actuar o perderán el interés? Este tipo de reflexión me hizo repensar cómo estaba utilizando los elogios y recompensas.

refuerzo positivo crianza conexión emocional

¿Es el refuerzo positivo una forma de manipulación?

A medida que profundizaba en la Comunicación No Violenta (CNV) y otros enfoques respetuosos de la crianza, entendí que el refuerzo positivo, aunque bien intencionado, puede ser una forma sutil de manipular el comportamiento. Cuando elogio a mi hijo con un «qué bien lo has hecho» o le doy una pequeña recompensa, en cierto modo, le estoy diciendo qué comportamientos son los correctos según mi criterio. Sin querer, puedo estar transmitiendo que debe actuar de una forma concreta para complacerme, en lugar de ayudarle a conectar con lo que realmente quiere o necesita.

Esto me llevó a plantearme: ¿queremos que nuestros hijos actúen para satisfacer a los demás o para ser fieles a sí mismos?

El peligro de las etiquetas

Otro problema que he detectado es el efecto de las etiquetas. Elogiar constantemente con frases como «qué inteligente eres» o «eres un buen niño» puede parecer inocente, pero lo cierto es que puede limitar a nuestros hijos. ¿Qué pasa cuando ese niño «inteligente» fracasa o no consigue el resultado esperado? ¿Cómo se siente cuando no se ajusta a esa etiqueta que le hemos colocado?

Las etiquetas, incluso las positivas, pueden convertirse en una trampa. Los niños pueden sentir la presión de estar a la altura de esos elogios, lo que genera ansiedad y un miedo a equivocarse. Y si hay algo que sabemos como padres es que los errores son una parte fundamental del aprendizaje.

En mi libro Mi hijo me cae mal, hablo con más detalle sobre cómo las etiquetas, incluso las que consideramos positivas, pueden limitar a los niños y generar tensiones innecesarias. Identificar a un hijo como «el estudioso» o «el responsable» puede poner una presión implícita sobre ellos, dificultando que se muestren tal y como son en otras áreas de su vida.

Desviar la atención del esfuerzo al resultado

Uno de los aspectos que más me ha hecho reflexionar es cómo el refuerzo positivo puede desviar la atención del esfuerzo al resultado. Y esto precisamente es lo que remarqué en el programa de radio. Si cada vez que mis hijos terminan una tarea reciben un elogio o una recompensa, su atención puede centrarse más en obtener ese reconocimiento que en el proceso que les ha llevado hasta allí. Esto puede disminuir su tolerancia a la frustración o su capacidad para enfrentarse a desafíos más grandes. De hecho, hablé más sobre este tema en un artículo anterior sobre la «baja tolerancia a lafrustración», donde exploro cómo ciertos enfoques pueden afectar el desarrollo de esta habilidad crucial.

Los niños necesitan entender que el verdadero valor está en el esfuerzo, en intentarlo una y otra vez, en aprender a pesar de los fracasos. Al premiar solo el resultado, corremos el riesgo de que dejen de valorar el camino.

La conexión emocional como prioridad

refuerzo positivo crianza

Con el tiempo, he aprendido a centrarme más en la conexión emocional con mis hijos que en el refuerzo de sus conductas. En lugar de elogiar cada pequeño logro, trato de estar presente, de escucharles y de validar sus emociones. Esto no solo les ayuda a sentirse comprendidos, sino que también les permite conectarse con sus propias motivaciones internas. Ellos mismos aprenden a valorar sus logros, a sentirse bien con lo que han hecho sin necesidad de un «muy bien» constante. He escrito más sobre la importancia de validar las emociones de los niños en este artículo sobre «Cómo ayudar a los niños a gestionar sus emociones».

No quiero que mis hijos actúen solo para recibir mi aprobación o la de los demás. Quiero que se sientan seguros, que tomen decisiones por sí mismos y que aprendan que su valor no depende de lo que otros piensen de ellos.

Reflexión final: ¿Cómo podemos usar el refuerzo positivo de forma consciente?

Con esto no quiero decir que nunca debamos elogiar o reconocer los logros de nuestros hijos. Todos necesitamos sentirnos apreciados y reconocidos de vez en cuando. Sin embargo, creo que es importante ser conscientes de cómo y cuándo utilizamos el refuerzo positivo, y sobre todo, cuál es el mensaje que estamos transmitiendo.

Lo que he aprendido en este proceso es que el verdadero reto como madres y padres no está en ofrecer recompensas o elogios, sino en enseñarles a nuestros hijos a valorarse por quienes son, no por lo que hacen. A que actúen desde su motivación interna, no para obtener una recompensa externa.

Si queremos que nuestros hijos crezcan como personas autónomas, con una autoestima sólida y una motivación genuina, es fundamental replantearnos el uso del refuerzo positivo. Es posible que, aunque en principio parezca que les ayudamos, en realidad les estemos poniendo barreras invisibles.

Espero que este post sirva para abrir el debate y para que todas las familias reflexionemos sobre cómo criamos a nuestros hijos, recordando siempre que la clave está en la conexión emocional y el respeto mutuo.

Si te interesa profundizar en cómo las etiquetas pueden afectar a la relación con nuestros hijos, te invito a leer mi libro Mi hijo me cae mal. En él, hablo con más detalle sobre las trampas de las etiquetas, cómo nos influyen y cómo podemos aprender a convivir con los hijos reales, no los ideales que a veces creamos en nuestra mente. Puedes adquirirlo aquí o saber más sobre él en mis redes y blog.

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Sara Tarrés

Psicóloga colegiada (COPC 15709) y madre de dos, es autora de Mis emociones al descubierto y Mi hijo me cae mal. Dirige el blog Mamá Psicóloga Infantil y la plataforma Familias ConCiencia, donde apoya a las familias en un acompañamiento cercano y auténtico en la educación de sus hijos.

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sobre mi

Sara Tarrés - Mamá Psicóloga Infantil

Soy madre de dos adolescentes y psicóloga infantil colegiada (nº 15709), directora del blog Mamá Psicóloga Infantil desde 2012. En él, comparto consejos prácticos y científicos sobre crianza y desarrollo emocional. Cofundadora de Familias ConCiencia, autora de libros enfocados en la dinámica familiar y colaboradora regular en Ràdio Estel, dedico mi tiempo libre al senderismo y fitness, buscando equilibrio personal y bienestar emocional.

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