Hoy vamos a experimentar. Vamos a realizar una actividad con huevos para descubrir cómo son, su textura, su fragilidad pero también aprenderemos a contar, utilizaremos nuevo vocabulario como por ejemplo la clara y la yema, una docena, … Estoy convencida que si ponéis a la práctica esta actividad descubriréis que, tal y como indico en muchos de mis artículos, la cocina es un lugar fantástico para los niños donde aprender y crecer.
Hoy hablamos de ...
ToggleComo podréis ir viendo a lo largo de muchos de los artículos que publico utilizo o me baso en la Metodología Montessori para ayudar a mis hijos a aprender. Dedicaré una entrada o varios artículos a explicar en qué consiste esta metodología, aunque se que muchos la conocéis y aplicáis. Pero otros muchos padres y madres no, por lo que esta será la primera vez en oír hablar de ella y por tanto vuestro primer contacto con esta forma de entender la educación de los niños.
Aplicando un poco el método Montessori
Área sensorial
Una de las áreas de la metodología Montessori es la llamada sensorial.
Los niños de entre 3 y 6 años, según este método, aprenden a través de sus sentidos más que a través de su intelecto. Los materiales sensoriales son herramientas para que los niños refinen cada uno de sus sentidos: el tacto, el oido, la vista, el gusto o el olfato. En esta ocasión el material utilizado es absolutamente natural y fácil de encontrar, en todas las neveras suele haber huevos.
Vida práctica
Otra área de trabajo es el área de la vida práctica. Los ejercicios de vida practica son actividades que el niño ve que los adultos realizan en su casa y por esta razón está familiarizado con ellos. Prácticamente todos los niños ven como nosotros, sus madres o padres, usamos los huevos para hacer una tortilla, un revuelto o un pastel y seguro que en más de una ocasión os han pedido hacerlo ellos a lo que con toda probabilidad habremos contestado con un rotundo no. En esta ocasión vamos a permitir que lo hagan sin ningún impedimento.
Experimentando con huevos ¿Qué hacer?
Buscando precisamente un modo de juntar ambas áreas insté a mi hijo pequeño, de 34 meses, a cascar huevos y a separar la clara de las yemas con sus propias manos. Nunca antes había experimentado una sensación parecida, y notar la textura del huevo deslizándose entre sus dedos fue una experiencia de lo más emocionante para él, claramente satisfactoria y llena de sensaciones.
No contenta con dejar que solo experimentara con la textura de la cáscara de los huevos y de las sensaciones de separar la yema de la clara, mientras lo iba realizando aprendíamos otros conceptos, matemáticos y de desarrollo personal :
- contábamos los huevos que íbamos cascando;
- cuántos nos quedaban enteros y cuántos habíamos roto ya;
- aprendía a esperar;
- aprendía nuevo vocabulario
En resumen con esta actividad trabajamos:
- el sentido del tacto;
- la atención y la concentración;
- el vocabulario;
- conceptos matemáticos de cantidad;
Una actividad muy completa que los niños entienden como juego y que sustituye cualquier juguete carísimo que acaba en el más absoluto de los olvidos.
¿Te animas a practicar con tus hijos? ¿Te parece interesante? ¿Quieres compartirlo en tus redes? Si es así me ayudas a llegara más personas que quieren ayudar a aprender a sus hijos de un modo diferente.
Otras actividades: Batir huevos, una excelente actividad psicomotriz
2 Comentarios
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